Una explicación: qué implica meditar

Me invitaron a dictar una conferencia sobre el zen a los rotarios de Santa Cruz y luego se me acercó uno y me dijo que era viejo meditador, de hace muchos años. ¿Y cómo lo hace? le pregunté. Me acuesto en mi hamaca, pongo una música bonita y cierro los ojos. Después de un tiempo, me levanto como nuevo. Es verdad, se levanta como nuevo porque lo que hizo fue relajarse, no Meditar. Todo el mundo debería por lo menos relajarse una vez al día, pero ese es un proceso físico, no mental. Si bien es cierto que trae bienestar no nos aporta la serenidad y la paz mental que nos trae la Meditación, y sobretodo no nos desarrolla la capacidad intuitiva. Entonces, ¿Qué implica Meditar?

Meditar es vaciar la mente, pero eso no significa necesariamente dejarla en cero, vacía, o reemplazar los pensamientos por una linda música. Meditar es adoptar nuevas actitudes, desaprender las actitudes y comportamientos corrientes y adoptar nuevos enfoques de percepción e interpretación de la realidad en la que estamos inmersos. Si hasta ahora hemos enfocado nuestra vida de una manera, hemos visto las cosas bajo una óptica, Meditar es cambiar eso, cambiar los paradigmas personales y adoptar nuevos que nos traigan mayor bienestar, que nos den serenidad. Eso es Meditar. Es desaprender más que aprender. Reemplazar lo viejo por lo nuevo.

¿Y de dónde viene «lo nuevo»? ¿Por qué no lo adquirimos intelectualmente, leyendo por ejemplo? Porque la naturaleza es sabia y nos ha insertado «lo nuevo», lo que nos hace bien, en nuestro programa genético. Por eso los sabios dicen que hay que entrar en las profundidades de uno mismo y extraer la sabiduría desde nuestras propias experiencias. Nadie mejor que nuestra mente sabe lo que nos conviene; lo que sucede es que la tenemos tan repleta de lo antiguo que lo nuevo no puede aflorar y desarrollarse. Hay que dejar lo viejo, vaciar nuestra taza, para permitir que la llene un nuevo contenido.

Lo nuevo está dentro de nosotros, escondido, adquirido y desarrollado a lo largo de nuestra vida. Cada experiencia ha ido tejiendo nuevas redes neuronales y se han ido almacenando en espera de que las liberemos. Meditar es liberarlas, es vaciar la taza (vaciar la mente) para que lleguen los reemplazos de las viejas experiencias y comencemos a gozar de los beneficios de las nuevas ya internalizadas. Es lo que se llama el proceso intuitivo. Eso es lo que hace de la meditación una de las principales herramientas de mejora y desarrollo personal, y así lo han entendido los que dirigen los grandes imperios económicos del mundo, y por eso son adictos y asiduos al proceso meditativo.

Eso implica meditar. No es solamente quedarse callado, semidormido, escuchando música o mirando el mar o el fuego. Es un viaje a nuestro interior en busca de lo mejor que hemos ido acumulando y sacarlo a flote para beneficiarnos.

Carlos M. Duarte M., Ing. Comercial (UdeC, Chile), Director